Actualidad Argentina

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¿LLEGÓ LA HORA DE DECIR «PUNTO Y A OTRA COSA»?

Por Dante Ruscica

Avanza la campaña para las legislativas de fin de octubre.

Se hace la campaña propiamente política, pero en esta opinión pública hay muchas otras inquietudes dando vueltas. El gobierno parece como hipnotizado.

 

La caída de adhesiones registrada en las preliminares de agosto sigue golpeando y parece consolidarse una seria dificultad para salir de este impasse. Como si alrededor de la Presidenta hubiese menguado notablemente la confianza en las propias iniciativas, debido a la perspectiva de salida inevitable para 2015.

Ya no se debate si las propuestas y las medidas del gobierno son buenas o malas: simplemente, prima y se expande el rechazo en crecientes girones de la sociedad donde antes no faltaban variantes de apreciación.

Se sabía, claro, que en la elección de agosto se jugaba algo más que la sola renovación del Congreso. Se jugaba, en realidad, el futuro presidencial. Y al oficialismo no le fue bien.

De ahí en adelante parece que no importa gran cosa ganar o perder un diputado o un senador en octubre: duele mucho más haber entrevisto el ocaso de toda esperanza de re-reelección para 2015.

Esto ha herido gravemente al gobierno y a todo el oficialismo. Y es como si no se encontrara ninguna idea válida para levantar cabeza. Los diarios grandes, que se han transformado en centrales políticas opositoras, no le dan tregua y –más grave aún- en la calle parece agrandarse la desconfianza de la gente, según confiables sondeos.

Obviamente cabe preguntarse por qué. Preguntarse si esto es racional, si está motivado, si los hechos lo justifican.

Y lo primero que ocurre como respuesta, como explicación es que las razones, las motivaciones son sicológicas antes que políticas o ideológicas. Hechos político, convicciones ideológicas, errores de gestión, programas equivocados pueden ser “razones” anteriores. Pero a esta altura lo que parece haber madurado es algo así como un estado de ánimo generalizado difícil de analizar con metro político únicamente : hay que agregar que esto no es nuevo en la Argentina. Hay antecedentes ya históricos del impacto psicológico que termina en generalizado cansancio de la opinión pública y, en definitiva, en difusa oposición al gobierno del momento. Es como una ola que crece y crece aún sin precisas motivaciones racionales: toca la hora de la oposición a todo, oposición por oposición, como si no se pudiera ya volver atrás…

Cuando en la Argentina este clima se generaliza, los gobernantes –régimen militar o legítimas autoridades democráticas que sean- deben pensar en las valijas. Parece que no queda remedio posible. Vale repetirlo: podrá no ser completamente racional y motivado, pero es así.

Hay un momento en que el gobierno asechado por este estado de ánimo general no acierta más nada. Haga lo que quiera, está condenado ya en el corazón y en el alma de la gente. Se puede solamente analizar la cosa desde el punto de vista sicológico, moral, histórico, pero no cambia. Se pueden descubrir causas, intereses y rencores que empujan, sentimientos y convicciones que reman en tal sentido. Pero sustancialmente se trata de que asoma y se afirma la idea ya madura que “los juegos ya están hechos”.

Y se la resume popularmente diciendo: Punto y a otra cosa.

Y cuando esto pasa nadie mira para atrás. Se trata solamente de vislumbrar qué podrá pasar. Se mira al futuro.

 

 

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